La lactancia materna es una etapa esencial para el desarrollo y bienestar del bebé, proporcionando nutrientes esenciales y fortaleciendo el vínculo entre madre e hijo. Sin embargo, muchas mujeres se preguntan si el ejercicio físico es compatible con la lactancia y cómo afecta esta práctica a la producción de leche y la salud de ambos.
En este artículo, exploraremos la relación entre el ejercicio físico y la lactancia materna, destacando los beneficios y precauciones que deben tener en cuenta las madres lactantes para disfrutar de una experiencia positiva y saludable.
Beneficios del ejercicio durante la lactancia materna:
- Mejora del estado de ánimo: El ejercicio físico estimula la liberación de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, lo que puede ayudar a las madres a combatir la ansiedad y el estrés que a menudo acompañan a la maternidad.
- Control del peso: La lactancia materna en sí misma puede ayudar a las madres a perder peso, pero combinarla con el ejercicio regular puede potenciar este proceso y contribuir a la recuperación postparto.
- Fortalecimiento del sistema inmunológico: El ejercicio moderado favorece la circulación sanguínea y el sistema linfático, lo que puede mejorar la inmunidad tanto en la madre como en el bebé a través de la leche materna.
- Mayor energía: Contrario a la creencia popular, el ejercicio adecuado no agota a la madre lactante, sino que aumenta su nivel de energía y vitalidad para enfrentar las demandas diarias.
Precauciones y recomendaciones:
- Consultar con un profesional de la salud: Antes de iniciar cualquier programa de ejercicio y, especialmente en mujeres que acaben de dar a luz, es fundamental que la madre tenga el alta del médico para iniciar el ejercicio físico y muy recomendable que se realice una valoración con un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico y abdomen para valorar el estado de salud de su core.
- Ejercicio adecuado al estado de la madre: Una vez tengamos la valoración anterior, tu entrenador/a deberá crear un programa de entrenamientos teniendo en cuenta el estado de salud de tu abdomen y/o suelo pélvico para no empeorarlo, así como un plan de reintroducción al ejercicio físico progresivo y adecuado para esa mujer.
- Hidratación adecuada: Durante la lactancia y el ejercicio, es esencial mantenerse bien hidratada para asegurar una producción de leche adecuada y prevenir la deshidratación.
- Alimentación equilibrada: Una dieta balanceada y nutritiva es fundamental para asegurar el aporte adecuado de nutrientes tanto para la madre como para el bebé.
- Cuidado del pecho durante el entrenamiento: Usar un sujetador deportivo de soporte adecuado es crucial para prevenir molestias y problemas en el pecho mientras se ejercita. Evitar ejercicios tumbada boca abajo cuando duela el pecho o dar el pecho antes de entrenar para vaciarlo son algunos consejos que puedes usar en el momento de tu entrenamiento.
- Escuchar al cuerpo: Las madres deben aprender a escuchar las señales de su cuerpo. Si sienten dolor, fatiga excesiva o mareos, es importante descansar y buscar atención médica si es necesario.
El ejercicio físico durante la lactancia materna puede ser una excelente manera de mejorar el bienestar físico y emocional de las madres, siempre que se realice de manera segura. Los beneficios de mantenerse activa durante este período son numerosos y pueden mejorar la calidad de vida de la madre y del bebé. Sin embargo, cada cuerpo es único, y lo más importante es escuchar las necesidades individuales y consultar con profesionales de la salud para disfrutar de una lactancia exitosa y un estilo de vida activo y saludable.
Puedes leer nuestro artículo en el que hablamos de cuándo empezar el entrenamiento en el posparto.
Encuentras además mucha información y rutinas en nuestro Instagram.
Cuida de tu salud, también cuando das el pecho.
.be