Ninguna etapa fisiológica en la vida de la mujer la podremos denominar como sencilla. Todos los procesos hormonales por lo que pasamos son bastante complejos. Durante nuestra vida fértil tenemos que lidiar con los cambios que se desarrollan de manera mensual producidos por la menstruación y sus consecuencias a nivel físico y emocional, pero, llegó la menopausia, ¿y ahora qué?
¿Qué pasa cuando la menstruación desaparece dejando paso a la tan temida y conocida menopausia?
La menopausia es un proceso que está caracterizado por la disminución de la producción de estrógenos en el cuerpo de la mujer siendo éstos clave en el mantenimiento y desarrollo óseo, lo que significa que la calidad de nuestros huesos se puede ver afectada por esa reducción hormonal. Como consecuencia la densidad ósea, la masa muscular y la fuerza se ven también disminuidas produciendo un aumento de la grasa visceral. Pero además, la bajada de estrógenos afecta a los ligamentos, tendones y musculatura del suelo pélvico, e incluso está relacionada con enfermedades como el Alzheimer y la Demencia. Lamentablemente, no podemos luchar contra la fisiología natural a la que estamos sometidas, pero sí que está en nuestra manera, el desarrollo de herramientas y hábitos para poder aliviar los síntomas de la menopausia y no dejar todo en manos de la naturaleza. Programas de entrenamientos con intensidad alta y con fuerza resistencia (Solsona et al. 2008 ) demostraron mejoras en trastornos del sueño, mejoras en el tránsito intestinal, mejoras en niveles de calcio y disminución de síntomas de estrés, además de clasificar, por parte de las participantes del estudio, mejoras en su calidad de vida. Por lo tanto, la evidencia científica está clara, el ejercicio físico previene la perdida y mejora la mineralización ósea. La osteoporosis se previene con ejercicio de fuerza con alta velocidad de ejecución y de cargas, combinado con ejercicio aeróbico, preferiblemente con salto. La natación, el yoga, el pilates o el baile, ayudan en otros aspectos como la flexibilidad o el estado de ánimo pero tienen poca incidencia sobre la mineralización ósea por lo que debe de ser un complemento, no el entrenamiento principal en esta etapa de la vida de la mujer. Llegados a este punto, estoy segura que sabes qué te vamos a decir:
¡ENTRENA LA FUERZA, evitar el sedentarismo y cuida tu alimentación!
Por consiguiente, sí estás pasando por este proceso y nunca le has dado prioridad a la vida activa y ahora estás sintiendo la llamada de empezar con ello, ADELANTE, es el mejor momento para cuidar tu templo que es tu cuerpo y tu mente, ya que te aseguramos que las endorfinas que segregues durante el entrenamiento te van a acompañar durante el resto del día mejorando tu salud emocional. A continuación, te dejamos un plan semanal para que puedas organizar tus días de entrenamiento de la manera más beneficiosa para tu cuerpo. Además, en .Be tenemos a tu disposición planes de entrenamiento y un equipo de entrenadoras especializadas, que pueden ayudarte y resolver todas las dudas que puedas llegar a tener.
PLAN DE ENTRENAMIENTO SEMAMAL.
Si quieres ejemplos de estas rutinas, subscríbete a nuestra newsletter y recibirás mensualmente consejos y entrenamientos adaptados a esta etapa. “La fuerza, tu principal medicamento en la menopausia” Berta Cabrero, entrenadora de .be.