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Entrenar en verano: por qué deberías seguir haciéndolo y cómo

Llega el verano y, con él, las ganas de desconectar de todo. El calor aprieta, los días se alargan y nuestras ganas de irnos de vacaciones se disparan. Pero “desconectar del todo” no debería implicar dejar todo aquello que hemos conseguido durante el año, por eso hoy os queremos hablar de por qué es bueno entrenar en verano y por qué deberías seguir haciéndolo.

Es cierto que el verano tiene una serie de condicionantes que dificultan el entrenamiento, pero también las vacaciones no permiten tener más tiempo y, con una buena planificación, que podamos seguir cumpliendo con nuestros objetivos. Y es que, dejar de entrenar en verano hará que luego nos arrepintamos de la decisión. Más allá de que podamos perder el ritmo conseguido a lo largo del curso, nuestro cuerpo también notará las consecuencias de abandonar el ejercicio durante –en el mejor de los casos– un mes.

Entrenar en verano: motivos para no dejarlo

  1. Equilibrio entre alimentación y ejercicio: aunque es cierto que en verano solemos comer más ligero, también lo hacemos más desordenado y solemos comer más veces fuera de casa. Si somos más permisivos con la alimentación, no podemos permitirnos el lujo de renunciar al entrenamiento, porque las consecuencias a la vuelta no nos gustarán en absoluto.
  2. El ejercicio favorece el descanso: precisamente para eso están las vacaciones, para descansar y recargar las pilas. Por eso, en verano, cuando el calor muchas veces no nos deja dormir, mantener una rutina de ejercicio nos ayudará a estar más relajados y conciliar mejor el sueño.
  3. Aprovecha para hacer ejercicios de temporada: es cierto que en verano solemos movernos más, dar paseos por la playa, jugar a las palas, etc., pero esto, recordemos, no se considera ejercicio físico. Sí lo son, sin embargo, los deportes acuáticos como el kitesurf, el surf, el padelsurf o el windsurf; deportes que, combinados con un entrenamiento de fuerza, harán de tu entrenamiento de verano algo diferente y divertido.
  4. No perder todos los avances hechos hasta el momento: si has conseguido combatir la pereza y las miles de excusas que te ponías antes de entrenar y has establecido una rutina, ¿por qué perderla ahora? Tu cuerpo lo notará, pero también tu mente. Y volver a empezar será mucho más difícil. Volverán las agujetas, la pereza y habrás perdido el fondo que habías ganado hasta el momento. ¿Crees que merecerá la pena?

Ahora que sabemos los motivos por los que deberías seguir entrenando en vacaciones, quizá es bueno que ahondemos en cómo realizar el ejercicio de manera óptima. Cabe destacar que lo más importante a la hora de hacer ejercicio es que este se adapte a tus circunstancias, ya que, de lo contrario, se convertirá en una obligación y terminarás perdiendo el interés por él. Por eso, poder contar con un servicio de entrenamiento a distancia te ayudará a desarrollar un plan de entrenamiento personalizado, que podrás realizar cuando más te convenga.

La clave para disfrutar de entrenar en verano

  1. Entrenar a primera hora del día, una gran elección: teniendo en cuenta las altas temperaturas que se alcanzan a lo largo del día, hacer ejercicio a primera hora supondrá una tregua en este sentido. Además, entrenar nada más despertarnos nos activará para el resto del día y hará que lo afrontemos con mucha más energía.
  2. Mantenerse bien hidratado: siempre es importante estar bien hidratados, pero todavía más en verano. En este sentido, además de agua, opta por alimentos que contribuyan a favorecer esa hidratación: mucha fruta, verduras, hortalizas y proteínas magras ayudarán a mantener la energía a raya.
  3. Presta atención al calentamiento: los que lleváis tiempo entrenando sabéis de la importancia del calentamiento (y del estiramiento posterior) y el impacto que tiene sobre el entrenamiento posterior. En verano muchos cometen el error de pensar que “no es necesario calentar”, y esto puede suponer graves lesiones posteriores.
  4. Reduce la intensidad y/o tiempo del entrenamiento: para que el entrenamiento sea efectivo, lo primero es que podamos aguantarlo. Por eso, si el calor aprieta y notamos que no podemos llegar al nivel al que estamos acostumbrados, es conveniente reducir la intensidad y/o tiempo de duración del ejercicio antes que fatigarnos más de la cuenta o de decidir no entrenar ese día.
  5. Protégete si entrenas al aire libre: entrenar en verano tiene sus ventajas y desventajas, pero si sabemos cómo convivir con ello, disfrutaremos mucho más de todo. Entrenar al aire libre, siempre que las temperaturas lo permitan, es un placer. Para ello, hazlo en un horario adecuado, con ropa adecuada y con protección para el sol.

En definitiva, aprovecha las vacaciones, el tiempo libre, los días más largos, los deportes de agua y todo lo bueno que tiene el verano para seguir entrenando. Si lo necesitas, hazlo acompañado de un profesional que sepa guiarte y desarrollar un plan adaptado a ti y verás como disfrutarás el verano en cuerpo y mente.